Yo siempre he tenido la idea de hacerme un tatuaje, "algún día". Lo que pasa es que nunca encuentro el momento, y luego se me pasa la idea y me vuelve a venir.
Pero hoy ha sido a lo bestia. No pensaba en otra cosa. Es que lo tenía clarísimo, sabía qué quería y dónde lo quería.
Y al llegar las cinco menos cuarto, hora a la que pensaba salir directa a la tienda de aquí que me inspira confianza (por aquello de que tienen número de registro sanitario), me frené llamando al churri. Porque, la verdad, necesitaba que algo me frenara. Porque aunque está muy bien dejarse llevar por los impulsos alguna que otra vez (léase hacer un viaje, una escapada, comprarse un libro, una colección de DVD,s, qué sé yo), con el tiempo he llegado a distinguir entre mis impulsos como los que puede tener cualquier persona y los impulsos que me dan por llenar algo o por distraer mi mente con otras cosas.
Así que no he ido. Si lo hago, que sea mejor bien pensado y cuando yo lo "sienta".
En fin, qué rarita soy, juas.
31 de marzo de 2008
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3 comentarios:
¿y de qué era el tatuaje no realizado?
De la carita de Esther...
vale, igual no es el tatuaje más bonito del mundo, pero es lo que a mí me gustaría (claro que también pasé por la época de los delfines y tal, y ahora mismo si tuviera tatuado un delfín creo que no me gustaría nada).
Besines, Marco.
Pues te lo iba a preguntar en plan de coña, si era un tatoo de Esther, pero me corté.
Jolines, sí que te gusta.
:O
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