La visita

El fin de semana pasado fui a Madrid y quise ver vuestro barrio, vuestro portal, ver cómo estaba aquello.

No tenía ninguna intención de entrar al portal, pero coincidió que había gente entrando y seguí mi impulso y entré. El portal está igual, madrina, desde que lo reformaron, claro... Lo primero que miré fue el buzón. Absurdamente, me sorprendió no ver vuestros nombres y el de mamá, tendría que haber cogido la etiqueta en su momento y guardarla, pero no se me ocurrió... Había unas cuantas personas en el portal, o eso o abultaban mucho, no sé... Luego empecé a subir las escaleras hasta vuestra planta.

El vecindario es completamente distinto, no vi a nadie conocido, aunque casi lo preferí, porque no quería hablar. Me paré delante de vuestra puerta. La puerta sí que era la misma, yaya, y el timbre también. Casi me imaginaba llamando y al yayo abriendo la puerta... o entrando yo con mi llave, yendo hasta vuestra habitación y ver que estábais dormiditos, esperar a que despertárais... luego me asomé a la ventana de la cocina, que estaba abierta. Lo cambiaron todo, no sé por qué me sorprendió, será como lo del buzón. Miré hacia la puerta de Lucía y Pepe, me dieron ganas de acercarme y llamar, pero no sabía si me reconocerían. Bueno, de hecho no sabía si estarían, allí todo el mundo parecía "nuevo"...

La persona con la que iba, yayita, me tuvo que abrazar un ratito porque me temblaban las piernas. No os dije adiós, porque debería ser un "hasta pronto", no crees? No creo que vuelva más por allí, ya no tiene mucho sentido, ya no es vuestra casa, ahora viven allí una mujer y su hija (lo digo por los apellidos, pero vaya, a saber...). Pero no te puedes imaginar la sensación que tuve... o sí.